-Pero... ¿qué te has hecho en el pelo?
-No quiero ser la típica rubia que entra al despacho del detective para dar comienzo a la trama.
-¿Las morenas también pueden hacer eso por un relato negro?
-Calla, no pierdas el tiempo, que tu secretaria cada vez tarda menos en almorzar.
-Llámame sentimental, pero antes de que te quites la falda me gustaría que me besaras, rubia.
-...
-...
-Puedes seguir.
-Ayúdame a dejar atrás a la que era.
-No volveré a llamarte rubia. No sé si puedo hacer algo más.
-Gracias.
-Haré como si no me importara que pretendas ser una morena artificial.
-¿Sábes de dónde viene eso de monte de venus?
-De un planeta lejano.
-¿Te gusta cómo me ha quedado?
-Es inquietante.
-Más inquietante es ser morena arriba y rubia abajo.
-¿Sí?
-Deja de mirármelo. Ven.
-...
-No temas, sabe igual que siempre.
-Eso lo tendré que decir yo, morena.
-Date prisa. Tu secretaria...
-...
-no tardará...
-...
La secretaria casi los pilla, esta vez les ha ido por los pelos. Ella es rubia teñida ...sólo arriba.
ResponderEliminarMuy sugerente.
Un abrazo.
jajajaja
ResponderEliminarmuy bueno!
No había pensado lo mal que viene la comida rápida para determinadas costumbres!
Lo he imaginado nada más ver el dibujo.
ResponderEliminarLlámame enfermo.
Un abrazo.
Es que en el fondo...todas somos rubias...en alguna parte
ResponderEliminar¿Y las pelirrojas? Ahí sí que hay misterio.
ResponderEliminarSi conocieras a la secretaria, Andreas...
ResponderEliminarMejor la comida lenta. Sin exagerar, tampoco...
¡Enfermo! Abrazo.
Tod@s, Pepi.
Me gusta escribir sobre los misterios que desconozco, y callar sobre los que conozco, Fontenla.