-Ustedes los jóvenes creen que entre la prehistoria y el momento actual no hay nada. Hay un hueco, un vacío.
-Eso es una exageración, si me lo permite. Tal vez algunos jóvenes.
-Los años cuarenta y los cincuenta han sido mis mejores.
-Lo sé.
-No, usted sólo ha visto mis películas, y no todas.
-Todas.
-No joven, no: sólo ha visto las que se comercializaron. De las privadas, las prohibidas, soy la única espectadora sobreviviente.
-¿Hay películas prohibidas?
-Todos mis amantes han muerto hace tanto tiempo. Los buenos amantes, quiero decir.
-En su autobografía no dice nada de esas películas proh
-Yo nunca me he desnudado en la pantalla gigante. Sólo en camas gigantes. Ay, qué pena que esta frase no se me haya ocurrido antes. ¿Cree que los de la editorial me dejarán meterla en la segunda edición de mis memorias?
-¿Quiere decir que existen imágenes suyas desnuda que nunca se han visto?
-Sólo en camas gigantes.
-...
-Sí, joven. Unas dos horas repartidas a través de veinte años y ocho amantes. Han habido más que ocho, pero sólo hay imágenes de ocho.
-Me deja usted de piedra.
-¿De piedra? Vaya expresión más extraña en boca de un joven. Los cuarenta y los cincuenta han sido mis mejores años. La belleza de mi cuerpo era inconcebible. Por eso les costaba tanto tocarme la primera vez.
-Lo he leído, sí.
-Cada vez recuerdo más y más cosas. ¿Cree que los de la editorial tendrán a bien publicar una segunda parte de mis memorias?
-...
-Cada día que pasa mi vida me parece más larga.
-Esa frase también es buena.
-Bueno, todas las vidas son más largas cada día que pasa.
-Espero que no le parezca una pregunta irrespetuosa, pero
-Ni hablar, joven, ni hablar. Olvídelo. Esas películas sólo tienen una espectadora posible.
-Claro.
-En décadas posteriores también he tenido amantes, no vaya usted a creer. Pero aquellos años... Ustedes los jóvenes desconocen la belleza.
-Tal vez algunos jóvenes.
-Eso es una exageración, si me lo permite. Tal vez algunos jóvenes.
-Los años cuarenta y los cincuenta han sido mis mejores.
-Lo sé.
-No, usted sólo ha visto mis películas, y no todas.
-Todas.
-No joven, no: sólo ha visto las que se comercializaron. De las privadas, las prohibidas, soy la única espectadora sobreviviente.
-¿Hay películas prohibidas?
-Todos mis amantes han muerto hace tanto tiempo. Los buenos amantes, quiero decir.
-En su autobografía no dice nada de esas películas proh
-Yo nunca me he desnudado en la pantalla gigante. Sólo en camas gigantes. Ay, qué pena que esta frase no se me haya ocurrido antes. ¿Cree que los de la editorial me dejarán meterla en la segunda edición de mis memorias?
-¿Quiere decir que existen imágenes suyas desnuda que nunca se han visto?
-Sólo en camas gigantes.
-...
-Sí, joven. Unas dos horas repartidas a través de veinte años y ocho amantes. Han habido más que ocho, pero sólo hay imágenes de ocho.
-Me deja usted de piedra.
-¿De piedra? Vaya expresión más extraña en boca de un joven. Los cuarenta y los cincuenta han sido mis mejores años. La belleza de mi cuerpo era inconcebible. Por eso les costaba tanto tocarme la primera vez.
-Lo he leído, sí.
-Cada vez recuerdo más y más cosas. ¿Cree que los de la editorial tendrán a bien publicar una segunda parte de mis memorias?
-...
-Cada día que pasa mi vida me parece más larga.
-Esa frase también es buena.
-Bueno, todas las vidas son más largas cada día que pasa.
-Espero que no le parezca una pregunta irrespetuosa, pero
-Ni hablar, joven, ni hablar. Olvídelo. Esas películas sólo tienen una espectadora posible.
-Claro.
-En décadas posteriores también he tenido amantes, no vaya usted a creer. Pero aquellos años... Ustedes los jóvenes desconocen la belleza.
-Tal vez algunos jóvenes.
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