-Lo que mi mente vaga, comodona, adaptadísima a mi medio y a mi miedo espera de mí esta mañana, es que escriba algo que tenga que ver con la nieve. Que la nieve me inspire, o que me haga creer que me inspira. Que escriba la palabra nieve, metida en algún contexto. Nieva en Madrid. Mi cabeza cree que debo acusar este hecho, aunque no es tan infrecuente. Si viviera y nevara en Buenos Aires, mi cabeza ni siquiera haría el esfuercito de chasquearme una chispita inspiradora. Allá no nieva nunca. Bueno, el año pasado nevó. O hace dos años. La vez anterior había sido setenta años atrás. Más o menos. Escribiría sobre la nevada en Buenos Aires. Aunque mi cerebro no quisiera.
-Mis uñas.
-¿Eh?
-Puedes escribir acerca de mis uñas. Si no quieres dejarte influenciar por el poder -o el no poder- de tu mente.
-¿Tus uñas?
-Siempre, mis uñas de los pies, me fueron pintadas por otros.
-Afuera nieva.
-Fuera nieva.
-Soy argentino. Para nosotros afuera está bien. Somos más de afuera.
-Fuera nieva.
-Soy argentino. Para nosotros afuera está bien. Somos más de afuera.
-Mi madre. Mi hermana. Mis novios. Tú. A mis uñas las pintan los demás.
-Sabes que no es una actividad de la que disfrute especialmente.
-No vuelvas a argumentar que tengo treinta y cinco años.
-Treinta y seis.
-Que ya va siendo hora de enterrar viejas costumbres.
-O malherirlas.
-O malherirlas.
-Mi hermana no me cuestiona. De vez en cuando, lo sabes, ella sigue pintándome las uñas de los pies.
-Sí, lo sé. Supongo que a ella le hace ilusión. Pues que te las siga pintando ella. No me opongo.
-Te alejas.
-...
-Negarte a pintármelas, lo sabes, te aleja de mí.
-No repitas que lo sé en medio de cada frase. No lo sé. No lo creo.
-Te alejas si no me complaces. Si no atiendes a mis caprichos.
-Vale.
-Gracias.
-Ten.
-Sabías que iba a transigir.
-Sí.
-Quieta.
-¿Te gustan mis pies?
-¿Tus pies o los dedos de tus pies?
-Déjalo.
Pues has conseguido introducir nieve sin ningún problema. Y el diálogo es ágil y con mucho ritmo. Buen post.
ResponderEliminarMe gusta que las uñas de los pies estén pintadas. La de las manos me da igual.
ResponderEliminarSopla un nordés que pela. Afuera. Se está calentito. Aquí dentro. En esta entrada. Muy bueno Solano López. Aquí, el primer Eternauta que conocí fue con dibujos de Breccia, en la revista TOTEM, allá por los últimos años 70, si no recuerdo mal.
ResponderEliminarUn saludo
Gracias, David. Nos seguimos leyendo.
ResponderEliminarUñas. Ese tema.
Daniel. Yo, con catorce o quince años, compraba la TÓTEM en Buenos Aires. En un quiosco de la calle Corrientes, especializado en cómic. El quiosco sigue allí pero ya no está especializado en nada. También allí compraba una revista, en formato tabloide, más dedicada al estudio del cómic -además de publicar cómics, claro- que se llamaba Zeppelin. Me he traído algunos ejemplares a España cuando me vine. Los conservo. Ahí publicaron Mort Cinder, de mi admiradísimo Alberto Breccia (su hijo también es muy bueno), que, como bien dices, también dibujó una versión posterior de El Eternauta.
Perdón por este exceso de nostalgia.
Y gracias.
No he madrugado lo suficiente para ver la nieve pero me han entrado ganas de pintarme las uñas, o que me las pinten.
ResponderEliminar¡Muy bueno!. Como tantas veces.
Sin embargo la nieve lo describe, lo deja todo blanco.
ResponderEliminarHablando de Comics, ¿alguna vez leyó la Squonk?
Blanco, la nieve, la blanca (qué coincidencia) nieve nos envía a nuestra infancia. No tienes que disculparte por el exceso de nostalgia. Leyendo tu expléndido texto me has hecho recordar unos días irrepetibles. También que, afortunadamente, tengo que cortar algunas uñas.
ResponderEliminarPor cierto, me han comentado que estuviste en un cóctel en el Thornton Club. Por lo visto el whisky era de tu agrado. Pásate por el club y lee. Un saludo.
Gracias, Anónimo. Que te las pinten bien.
ResponderEliminarNo, no leí la Squonk. Ilústreme, ilustre Baldanders.
Aún me dura la resaca. Gracias por la invitación, Thornton; por el wisky; por esas bonitas sombrillitas de papel de colores.
Aquí le dejo algo de información.
ResponderEliminarhttp://milanesaconpapas.blogspot.com/2008_11_01_archive.html
Mi primera nieve me regaló la playa blanca y un día sin colegio. La segunda nieve la vi por el cristal del bachillerato, demasiado adolescente como para que se suspendieran las clases. Luego vinieron otras nieves no tan bonitas por frecuentes y muchas escarchas. Gracias, Blanco, por invitarme a meditar en la nieve y el deshielo.
ResponderEliminarPD: le pediré un zapatófono a los Reyes Magos.
Lo más blanco que hay
ResponderEliminares la primera vez
que vi nieve.
Jaime Ross.
Abrazo, Fontenla.
Donde era el whisky? en este caso sería con nieve no con agua..
ResponderEliminarA mi me sugiere un postre, algo hecho con claras a punto de nieve..
Supongo que en el círculo cromático existe el BLANCO nieve...
Y nieve o no, amenizas muy bien el invierno..uuuff, me he quedado en blanco!!
Blanco, argentino, pero es lo de menos. Antes de suponerlo, te veía ese aire cortazariano.
ResponderEliminarMe interesa tu mundo.
En esta rapídisima visita a tu casa, que es preciso demorar, si tú me lo permites, me llevo un recuerdo gratísimo.
Como te dicen por ahí, por favor, sigue escribiendo.
Volveré.
Un abrazo.
Gracias por este rato, cronopio.
ResponderEliminarUn saludo muy afectuoso.
Mmm... La nieve, las uñitas de los pies... Vete a mirar ese Proust que te está saliendo, mi Buenos Aigues queguido, cgonopio, que egues un cgonopio...
ResponderEliminarNunca me habían llamado cronopio. ¿Cómo se toman los cronopios que los llamen cronpios? Gracias, Isabel.
ResponderEliminarMira, Lowon, no me provoques que saco la madalena del bolsillo interior de mi interior -toma- y la mojo en la nieve, ¿eh?
Amenizador de inviernos. Qué trabajo más chungo.
ResponderEliminarPeor sería amenazador de infiernos.
ResponderEliminarMíralo así.
-¿Así?
-¿Quién te ha dado pena en este entierro?
-¿Perdón?
-No era a tí. Nadie comprende a los bizcos.
A los cronopios les sienta muy bien que los llamen cronopios. Los cronopios literarios son otra historia, similar si quieres, pero algo más compleja. Y vos sos un cronopio literario, porque sólo un especimen así se define como "escritor de guiones y otros signos de puntuación" (me encanta, te lo juro; es genial. Si no fuera tuyo, te lo robaba).
ResponderEliminar¡Ah! Los cronopios literarios tenemos mucho peligro. Estamos majaretas totales, así que me alegro de haberte encontrado en este cómodo psiquiátrico.
Querido Blanco (ahora tras el sedante), gracias por tu visita a mi casa y por la confianza que me has depositado. Intentaré no defraudarte.
Ciao Blanco. La nieve. La conocí de pequeño y le dije a mi madre: "déjame coger la nieve". Me respondió que aún era muy chico, que ya la cogería mas tarde. Ahora, en mis sueños, aparecen mujeres muy blancas, tendidas en el suelo de mi terraza, frías y que se derriten al tocarlas.
ResponderEliminarSalud y pase vip para nuestro blog.
Quisque
No es chungo, saber amenizar es un arte.
ResponderEliminarPor tu comentario deduzco que eres más de verano..
Espero que seas un Cronopio si pasado Fama..
"La Alegría del Cronopio", de Eva Holz.
ResponderEliminarhttp://emol.chilearte.com/images/obras/imaIIIdk00000014.jpg?id_usuario=276
El diálogo, brillante. La escena, para vivirla.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Gracias por encontrarte.
...Por dejar que te encontrara mejor dicho
ResponderEliminar(perdón por ocupar doble espacio, voy un poco precipitada)
Salu2
Lanita. Aún peor sería reparador de infiernillos.
ResponderEliminarGracias, Isabel, por educarme en mi nueva vida como Cronopio. Seguiré tus pautas -o eso digo-. Y también seguiré visitando tu blog. Eso sí es seguro.
Gracias por el pase VIP, Quisque. Lo he disfrutado. Nos seguimos viendo.
Soy más de las "estaciones intermedias", Miette: primavera y otoño. Creo.
¿Un Cronopio si pasado Fama? ¿es "sin"?
Gracias por la alegría del Cronopio, ZOE.
Gracias a ti por pasarte, Ovetdao. Nos seguimos viendo.
Pues sí, era sin me dejé la "n" en fin...así"n" es como tenía gracia...En todo caso te lo repito, avec plaisir..espero que seas un Cronopio SIN pasado Fama!
ResponderEliminarAVISO: intentando quitar del listado de seguidores uno con forma de, digamos, vagina desplegada, tras el que se ofertaba una página porno, he cometido la torpeza de cargarme a otros seguidores que quisiera seguir viendo allí.
ResponderEliminarEn fin, que si se ven, o no se ven, vuelvan a ponerse allí. O a no ponerse. Gracias.
Afuera o fuera, de una manera o otra, la nieve siempre es blanca.
ResponderEliminarSaludos! y muchas gracias por tus comentarios y visitas.
Gracias a ti por los y las tuyas, William.
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