-Tal vez pienses que es una carga demasiado pesada, andar por la vida con los párrafos de tu autobiografía que jamás escribirás en tu autobiografía.
-Tal vez lo piense, pero no lo pienso aún.
-No temas: tengo las espaldas anchas. Y la boca cerrada como una tumba.
-Busca otro símil: no hay nada más fácil de profanar que una tumba.
-Tengo las espaldas anchas. Y la boca cerrada como esa parte de ti.
-Tu sentido del humor me pone de buen humor. O, en el peor de los casos, me hace perdonarte y perdonarme mientras te sonrío la gracia.
-No es poco.
-No. Tú sabes que no es poco. Y cualquiera podrá leerlo en mi autobiografía. Mi amor.
Los días del calendario van pasando, y no me cabe la menor duda de que en algún lugar hay una hoja en blanco deseosa de contener las primeras líneas de cualquier biografía que tú escribas.
ResponderEliminarY que vos las veas, Anónima.
ResponderEliminar"Y la boca cerrada como esa parte de ti". Esa es una estupenda metáfora que si me lo permites la utilizaré más de una vez, (citándote, por supuesto) Un saludo.
ResponderEliminarTe lo permito, Thornton. Incluso sin citarme. Ten en cuenta que si me citas, iré. Un saludo.
ResponderEliminarjaja, pues yo voy a utilizar "ten en cuenta que si me citas, iré". Pero sin citarte, que no sé si podrás acudir a todo.
ResponderEliminarEn todos tus diálogos siempre hay algo o mucho inteligente, sorprendente, algo que uno hubiera querido escribir o decir.
Es un auténtico placer leerte.
Es un auténtico placer leer tus comentarios elogiosos, Anónimo. ¿Anónimo es tu nombre o tu apellido? Saludos.
ResponderEliminarNi nombre ni apellido, lo único que es anónimo es mi perfil, la pestaña de momento no me deja ponerme de frente.
ResponderEliminarVengo desde Mr. Vértigo y has sido un gran descubrimiento!.
¿Estorbo ?
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