-Día de los muertos.
-De algunos muertos.
-De según qué muertos.
-A otros, que les den. Sí.
-Días de nuestros muertos, los que no pueden descansar en paz -no consiguen simplemente morirse, como debería ocurrir- porque sin la parca no hay recuerdos que pervivan.
-Necesitamos a la muerte para que los muertos no se olviden de nosotros.
-No me ponen triste estos días de sembrar flores en los mármoles. La constancia que dejan cada año los telediarios y los calendarios. Me entristecen aquellos días en los que recuerdo que ayer no me acordé de mi padre, por ejemplo. Me pone triste comprobar que no pude sostener -un día más- la aseveración -mentirosa, entonces- de que no pasa un día desde el de su muerte en el que no me queme un puntito de piel con la chispa del recuerdo de mi viejo.
-No te pongas así.
-No estoy triste. Hoy no.
-Larga vida al rocanrol y a nuestros muertos queridos.
-Larga vida al jazz y a nuestras queridas muertas.
-Muerte al jálouen.
La muerte nos necesita para sentir que todavía sigue viva.
ResponderEliminarLarga vida a "nuestra" vida, amor.
Buf
ResponderEliminarBuf ¿qué?
ResponderEliminarQué vertigo produce (a veces) caer en la cuenta de que los muertos viven de nuestra memoria, ¿no?
ResponderEliminarUn saludo
Los muertos nos necesitan para seguir viviendo, como bien decís Anónimo y Daniel. Parece una verdad de Perogrullo, pero como también él está muerto, es bueno que lo recordemos.
ResponderEliminarGracias por los comentarios y bufidos.