-Prometo no enumerarte la cantidad de promesas que no he cumplido.
-Empieza.
-Incumpliré la promesa de no prometerte nada bueno. Bueno, o nada malo. Prometo discernirlo antes de prometértelo. Prometo no escribir símiles entre hojas y promesas, ambas otoñales. Las promesas son arrastradas por el viento. Prometo esperar a que amaine y recogerlas todas, menos las que se hayan perdido alcantarillas abajo. Prometo mudarlas a tu casa. Eso si rompes tu promesa de no confiarme tu nueva dirección. Si lo haces, prometo no molestarte de madrugada. Avisar antes de ir. No tomarme a mal tu negativa de recibirme. Prometo no partirle la cara en más de cuatro partes a la nueva promesa que se acuesta contigo. Prometo no establecer una relación que te obligue a prometerme que te comprometerás a recordarme las promesas incumplidas. Promete que me dajarás un mensaje en mi teléfono. Un comentario en esta entrada. Un silencio prometedor para escuchar en el instante previo a meter la llave. Girarla. Salir a la calle. Prométeme que me devolverás lo que no me debes. Prometo no volver a prometerte que me encargaré de que siempre recuerdes que toda promesa es vana. Que todo cuanto prometí y dejé de prometer configura la promesa de ser el hombre prometido de una mujer prometedora. No hagas promesas que vayas a cumplir. Prométeme que no volverás a mentirme con tu promesa de no volver a saber de mí jamás. Promételo.
-No te prometo nada.
Prometo seguir leyendo las entradas de este blog cada vez que cuelgues una. Se está convirtiendo en una necesidad.
ResponderEliminarPrometo no volver por aquí.
ResponderEliminarPrometo no pronunciarme cuando lo haga.
Lenguaje de politico.
ResponderEliminarA veces ocurren cosas parecidas, que se te vienen ideas y titulos que coinciden con otras al visitarlas, y nos llevamos gratas sorpresas, en este caso, Las promesas, con las no promesas.
ResponderEliminarMuy bueno lo que has escrito.
tan complicadas las promesas recibidas como las incumplidas.