-Era especial. Para mí lo sigue siendo.
-Muy especial. Lo supe cuando murió.
-Su muerte ha sido su mejor especialidad.
-Después de cinco años aún nadie se pone de acuerdo.
-Ninguno de sus amantes puede hacer prevalecer su versión del hecho sobre la de los demás.
-Es por ese énfasis vano que ponen en seguir queriéndola después de muerta.
-Por seguir poseyéndola, más bien. Eso no tiene que ver con el amor.
-Sí, tiene que ver con el amor propio de los amantes. ¿O tú no quieres de ese modo a tu mujer?
-Espero que mi mujer muera de muerte natural. Serena y natural muerte después de mi muerte, también natural y serena.
-Como comprenderás, ella no podía morir de ese modo.
-No, ella no soportaría defraudar a ninguno de sus tres amantes.
-Está bien, es muy literario, pero no creo que ellos quisieran que ella acabará así. ¿Por qué no puedes pensar que la querían bien -tan bien como tú quieres a tu mujer- y deseaban para ella una muerte igual de mansa y quieta como la que tú deseas para la tuya?
-Porque eran tres relaciones enfermas. O literarias, como dices tú. Cada uno de ellos la quería para sí, eran rivales. Por eso insisten en que tenga la muerte que ellos han decidido.
-Al menos está claro que ha sido un suicidio.
-Acerca de eso no hay dudas. ¿Crees que ellos hubieran soportado que ella muriera por otra vía?
-¿Tú con cuál versión comulgas?
-Con ninguna.
-¿Defiendes una cuarta vía?
-Sabes que sí.
-La versión uno: se disparó un tiro en el corazón. La versión dos: se envenenó en la cama. La versión tres: se cortó las venas en la bañera.
-La versión cuatro: los dejó para siempre esperando en el bar y desde hace cinco años duerme conmigo.
-Te olvidas que han encontrado su cadáver en la casa.
-¿Tú lo has visto?
-No, claro que no.
-Y tú olvidas que han hallado con vida los cadáveres de sus tres ex amantes sentados a sendas mesas del bar.
-¿Tú los has visto?
-Cada día. Ella y yo los vemos cada día al despertar. No es agradable, pero haciendo el amor cada mañana conseguimos hacer soportable la escena.
-Estás como una cabra.
-Y tú te mueres de envidia: ella siempre te ha gustado.
-Su muerte ha sido su mejor especialidad.
-Después de cinco años aún nadie se pone de acuerdo.
-Ninguno de sus amantes puede hacer prevalecer su versión del hecho sobre la de los demás.
-Es por ese énfasis vano que ponen en seguir queriéndola después de muerta.
-Por seguir poseyéndola, más bien. Eso no tiene que ver con el amor.
-Sí, tiene que ver con el amor propio de los amantes. ¿O tú no quieres de ese modo a tu mujer?
-Espero que mi mujer muera de muerte natural. Serena y natural muerte después de mi muerte, también natural y serena.
-Como comprenderás, ella no podía morir de ese modo.
-No, ella no soportaría defraudar a ninguno de sus tres amantes.
-Está bien, es muy literario, pero no creo que ellos quisieran que ella acabará así. ¿Por qué no puedes pensar que la querían bien -tan bien como tú quieres a tu mujer- y deseaban para ella una muerte igual de mansa y quieta como la que tú deseas para la tuya?
-Porque eran tres relaciones enfermas. O literarias, como dices tú. Cada uno de ellos la quería para sí, eran rivales. Por eso insisten en que tenga la muerte que ellos han decidido.
-Al menos está claro que ha sido un suicidio.
-Acerca de eso no hay dudas. ¿Crees que ellos hubieran soportado que ella muriera por otra vía?
-¿Tú con cuál versión comulgas?
-Con ninguna.
-¿Defiendes una cuarta vía?
-Sabes que sí.
-La versión uno: se disparó un tiro en el corazón. La versión dos: se envenenó en la cama. La versión tres: se cortó las venas en la bañera.
-La versión cuatro: los dejó para siempre esperando en el bar y desde hace cinco años duerme conmigo.
-Te olvidas que han encontrado su cadáver en la casa.
-¿Tú lo has visto?
-No, claro que no.
-Y tú olvidas que han hallado con vida los cadáveres de sus tres ex amantes sentados a sendas mesas del bar.
-¿Tú los has visto?
-Cada día. Ella y yo los vemos cada día al despertar. No es agradable, pero haciendo el amor cada mañana conseguimos hacer soportable la escena.
-Estás como una cabra.
-Y tú te mueres de envidia: ella siempre te ha gustado.
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