-Te hace mal, sí.
-No, recordarte no me hace ni bien ni mal. Pero comprende que puede hacerme mal si continúo demorándome en esta conversación.
-Sigues sin querer enfrentarte cara a cara con la verdad.
-La verdad es que sí, pero no es nada personal.
-Te conozco muy bien. Y nuevamente debo decirte que no has cambiado nada. Esas frases.
-Perdona, Claudia, no quiero parecer descortés, porque no lo soy, pero si mal no recuerdo
-Es que recuerdas mal.
-Bien, sí, pues si mal recuerdo, sólo estuvimos juntos una vez, una noche, de hace
-Doce años, semana arriba, semana abajo.
-Entonces, digamos que no somos personas que tengamos un trato de... no nos conocemos de nada, Claudia.
-Probablemente yo sea una de las personas que más te conoce en el mundo. Además de aquella intensísima relación que tuvimos
-Una noche.
-Además de aquella intensísima relación que tuvimos, he leído y releído todas y cada una de tus novelas. Por no mencionar nuevamente lo de la pajarita. ¿Le has regalado alguna otra pajarita roja a alguna otra?
-Claudia.
-¿Has homenajeado a alguna otra convirtiéndola en un personaje eterno como has hecho conmigo al encarnarme en la puta Claudia?
-Esto es muy incómodo para mí.
-Me recuerdas, tú también me recuerdas. Me recuerdas y me conoces. Mi marido tiene motivos para sentirse celoso de ti.
-No, dile que no los tiene. Por favor, dile que no.
-Le mentiré, no te preocupes. Le mentiré. Aunque es muy sensible. Es un escritor muy sensible. Mejor que tú, pero muy sensible. ¿No quieres saber su nombre?
-Lo siento, debo irme.
-Puedo decirte su nombre. Tal vez lo hayas leído.
-Ha sido un encuentro curioso.
-Seguro que lo has leído. Es bastante conocido. Tiene obra publicada en español.
-Adiós, Claudia.
-Aquí es muy famoso. Bastante famoso.
-Adiós.
-¿Puedo decirte su nombre?
-...
-¡¿Puedo gritártelo?!
-No, recordarte no me hace ni bien ni mal. Pero comprende que puede hacerme mal si continúo demorándome en esta conversación.
-Sigues sin querer enfrentarte cara a cara con la verdad.
-La verdad es que sí, pero no es nada personal.
-Te conozco muy bien. Y nuevamente debo decirte que no has cambiado nada. Esas frases.
-Perdona, Claudia, no quiero parecer descortés, porque no lo soy, pero si mal no recuerdo
-Es que recuerdas mal.
-Bien, sí, pues si mal recuerdo, sólo estuvimos juntos una vez, una noche, de hace
-Doce años, semana arriba, semana abajo.
-Entonces, digamos que no somos personas que tengamos un trato de... no nos conocemos de nada, Claudia.
-Probablemente yo sea una de las personas que más te conoce en el mundo. Además de aquella intensísima relación que tuvimos
-Una noche.
-Además de aquella intensísima relación que tuvimos, he leído y releído todas y cada una de tus novelas. Por no mencionar nuevamente lo de la pajarita. ¿Le has regalado alguna otra pajarita roja a alguna otra?
-Claudia.
-¿Has homenajeado a alguna otra convirtiéndola en un personaje eterno como has hecho conmigo al encarnarme en la puta Claudia?
-Esto es muy incómodo para mí.
-Me recuerdas, tú también me recuerdas. Me recuerdas y me conoces. Mi marido tiene motivos para sentirse celoso de ti.
-No, dile que no los tiene. Por favor, dile que no.
-Le mentiré, no te preocupes. Le mentiré. Aunque es muy sensible. Es un escritor muy sensible. Mejor que tú, pero muy sensible. ¿No quieres saber su nombre?
-Lo siento, debo irme.
-Puedo decirte su nombre. Tal vez lo hayas leído.
-Ha sido un encuentro curioso.
-Seguro que lo has leído. Es bastante conocido. Tiene obra publicada en español.
-Adiós, Claudia.
-Aquí es muy famoso. Bastante famoso.
-Adiós.
-¿Puedo decirte su nombre?
-...
-¡¿Puedo gritártelo?!
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