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jueves, 26 de enero de 2012

Mi hermana.

-Tercera casa desconocida que visitaba por primera vez esa semana. Sus ligues nunca acaban en la casa de ella. No le inquieta su promiscuidad. Conoce íntimamente hombres y casas. Se considera una aventurera. El sexo le gusta, pero interpretar cómo vive la gente le gustaba tanto o más. Los episodios lésbicos que vive esporádicamente -dice que las mujeres a ella...-  son igualmente propiciados por el interés que le despiertan las casas de los otros. Quiere saber también cómo son las de las otras. Cuando le preguntas si es necesario acabar en la cama, el sofá o el suelo de la casa que dice pretender conocer, no sabe qué contestar, y cada vez te da una respuesta diferente. La tercera casa estaba plagada de cactus. Los había de todas las clases y tamaños. En el dormitorio donde acabó con el tipo había uno enorme. El cactus la distrajo durante largos minutos. Pero él no pareció percatarse. Ella tampoco. Durante el cigarrillo que sólo ella fumó, hablaron acerca de los cáctus. Él dijo que ya estaban en el piso cuando lo alquiló. Le gustaban mucho a la novia que ya no tenía y con la que se había mudado. Ella, cuando ya se había hecho una idea cabal de la casa y del tipo, dejó la casa de madrugada. Nunca se queda a dormir. Todo el proceso había sido bastante desangelado. La mecánica del ligue propiamente dicho. El bar. El sexo. La casa. Sólo se llevó un bonito recuerdo de esa noche. Este cactus que es lo primero que ahora ves cuando entras en su casa.  Una casa a la que probablemente nunca entres. Mi hermana es una mujer bastante extraña. Se acuesta con alarmante frecuencia con desconocidos. Le gustan las casas de los demás y las plantas. A veces la aborrezco. Siempre después de certificar el matiz incestuoso de nuestra relación. No me deja fumar en su casa. Mucho menos en su habitación. Dice que no es bueno para ningún ser vivo respirar el aire viciado. Sé que, sobre todo, lo dice pensando en sus plantitas. Me echa enseguida. Siempre dice que ha quedado, que tiene que cambiarse, que llega tarde. En realidad, sabe que quedará, pero cuando lo vaticina, aún no sabe con qué desconocido. No es agradable tener una hermana tan pero tan puta.

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