viernes, 24 de junio de 2011

-Me da mucha vergüenza.

-Te escuché decir que todas las fotos de cuando fuiste feliz no son digitales.
-Yo nunca he dicho eso.
-Ya lo sé, sólo pretendía postergar el momento de hablar de las botas de montar.
-Ah, no sabía que quisieras hablar de las botas.
-Se lo comenté a mamá, y creía que ella te lo habría contado anoche.
-Sí, tu madre saca a relucir sus temas nocturnos para postergar el momento de la cópula.
-No quiero saber esas cosas, papá.
-De tal palo tal astilla: yo tampoco quiero saber. Tu madre no ha dicho nada de las botas.
-Me siento ridiculo cuando salgo del Mercedes con las botas de montar.
-Es necesario que salgas del Mercedes en algún momento del día.
-Elijo ese momento, como sabes.
-Hay días que nos demoramos demasiado tiempo hablando de cualquier cosa dentro del Mercedes.
-Me da mucha vergüenza.
-La práctica de la hípica conlleva ciertos sacrificios.
-Pero tal vez, no sé, si cambiáramos ligeramente de coche.
-Hay que saber elegir lo que se sacrifica, hijo.
-Uno de gama mínimamente más baja.
-Yo me siento orgulloso de mis botas. Es un orgullo bastante vano, pero qué orgullo no lo es, hijo.
-No lo sé. A mí me violenta ser visto bajando del Mercedes con mis botas de montar. Ese corto trayecto de la puerta del Mercedes a la puerta de casa...
-En este barrio las señas de identidad son seguidas a rajatabla por todos los vecinos. Ninguno de nosotros desentona.
-Somos una comunidad compacta, lo sé.
-No podemos permitirnos destacar entre gente tan destacable.
-Créeme que lo comprendo, papá, pero no puedo evitarlo.
-Tal vez deberíamos pedir ayuda psicológica.
-...
-Para ti.
-...
-De manera discreta. Nadie se enteraría. Ni siquiera tu madre.
-Si tú lo crees correcto.
-Sí, es mejor que tu madre no se entere de nada.
-...
-Ni Tudor.
-¡Claro que no! La culpa mataría a mi pobre caballo.
-Quedará entre nosotros.

martes, 14 de junio de 2011

-Una coma puede destruir una relación.

-Desde aquí, los días claros, se puede llegar a ver mi alma.
-¿Tu alma? Las más viejas del lugar, dicen que tal lugar no existe.
-Aunque algunas dulzuras con las que me disparas como si me quisieras me insinúen que quieres insinuarme lo contrario, frases como ésa certifican que has patentado el modo en el que quien te quiera querer debe quererte. 
-Y tú pagas el canon.
-Por la cuenta bancaria que me trae.
-Hay ocasiones en las que sé de qué estamos hablando.
-Y esta no es una de esas ocasiones, ¿a que no?
-Desde aquí, los días oscuros creo verte el alma.
-Los jóvenes del lugar, dicen que ya han estado dentro de ti desde el amanecer hasta el ocaso, durara lo que durara ese lapso de tiempo perdido.
-Y todos, absolutamente todos nosotros y todos ellos, los que vinieron y se fueron y los que vendrán y se irán, tenemos razones que las sinrazones no comprenderán jamás.
-Una coma puede destruir una relación.
-Y hacernos creer que puede construirla.
-Puedes hacer con mis comas lo que quieras.
-Eso decís todos cuando estáis a una yema de mis braguitas.
-A veces, las braguitas primero.
-Otras, lo último.
-La rutinaria falta de rutina.
-El orden de los factores no veas cómo me altera el producto.
-Antes. Ahora. Después. Son palabras inventadas por las relaciones de pareja.
-Modeladas por el instinto.
-O por la cultura.
-La gata siguiendo con la mirada el vuelo de una mosca.
-Deseando cazarla.
-Para jugar.
-O para cargársela.
-¿Conocerá la diferencia?
-¿La gata?
-¿La coma?


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