-Nombre.
-Eiti.
-Apellido.
-Leda.
-¿A qué se dedica?
-Esa pregunta es de cuestionario.
-No menosprecie mi trabajo.
-Con su pregunta está menospreciando el mío. Mi labor.
-Puede negarse a responder. Este no es un interrogstorio personal. Las respuestas, o la falta de respuestas, no tendrán consecuencias para usted. Ni para mí.
-Es usted quien menosprecia su trabajo, entonces.
-Tampoco es necesario que se esfuerce por resultar original o ingeniosa cada vez que abra la boca.
-Sólo intento comprender qué sentido tiene perder mi tiempo hablando aquí con usted.
-Desconozco el sentido que tiene para usted, para mí no es más que un trabajo que debo acabar antes de las cinco.
-Hago labores difusas. Influyo subrepticiamente. Convenzo de continuar o de abandonar. En algún sentido, realizo una acción creativa. Pongo en marcha. Desatasco. Promuevo esperanzas o suicidios. Nada demasiado reseñable.
-¿Es una especie de agente?
-Si un microbio portador de un virus es un agente, si un policía es un agente, si un disuelvemanchas es un agente, si una droga es un agente, si la acción erosionadora del pasado es un agente, tal vez usted pudiera encuadrarme en ese término.
-Pondré agente.
-Hace usted bien.
-Doy por descontado que su sexo es femenino.
-Sí, demos por descontado mi sexo.
-Pondré femenino.
-Póngase femenino.
-Su... perfil... necesito simplificar sus respuestas.
-Comprendo que eso sea un desafío para usted. Pero puede mentir. Si necesita hacerlo, puede mentir. Puede poner mujer de mediana edad con estudios universitarios complexión mediana y cosas por el estilo. Acabaremos antes, y usted acabará mejor.
-Es usted extraña.
-Ponga de extraña complexión mediana, entonces. O de edad extraña. Con extraños estudios extrañamente universitarios. En cualquier caso, acertará.
-¿Sus... padres viven?
-Presupone que tuve o tengo padres. Eso es mucho presuponer.
-Si hay algo que presupone no presuponer es preguntar si sus padres viven.
-Ése es el problema.
-¿En qué sentido sus padres son el problema?
-El problema que usted tiene renglones, casilleros, líneas punteadas, campos a definir. Y yo tengo una naturaleza esquiva, transparente. Usted tiene un boli, y yo tengo vaho.
-Mire, vamos a dejarlo aquí, que no puedo con tanta baja poesía. Usted se cree demasiado especial.
-Lo soy. ¿Cómo se sentiría usted si pudiera estar tecleando este diálogo desde la cabeza -por señalar un lugar geográficamente ubicable, un puntito perseguible por gps- de un tipo que no se cree nada especial, nada reseñable, un personajillo destinado a un olvido sin medallas, sin estatuas, sin discursos?
-¿Es usted una musa?
-¿Por quién me ha tomado?
-Mire, déjelo.
-Sí, voy a dejarlo, sólo cinco líneas más. Mientras guarda todo en su maletín me gustaría teclearle que, en ocasiones, hago el amor a lo Panenka.
-¿Cómo es eso?
-¿Usted no es muy futbolero, verdad?
-No.
-Ya veo.