miércoles, 19 de agosto de 2009

-Yo lo guardo todo: tickets, folletos, bolsas de papel para vomitar en los aviones.

-Se me olvidan, se me olvidan casi por completo, por eso tengo que escribir lo que el viaje me ha dictado. Frases sueltas, algún cuentito, diálogos.
-Yo lo guardo todo: tickets, folletos, bolsas de papel para vomitar en los aviones.
-Tengo un amigo que dibuja o pinta lo que va viendo. Lo mandas a Lisboa, y cuando vuelve y miras sus acuarelas, confirmas que ha estado en una ciudad que tal vez conozcas pero en la que tú no has estado.
-Ya. Has estado en Lisboa, pero no en la de los dibujos de tu amigo.
-Yo escribo cosas. No suelen hacer mención directa al lugar, a la calle, al barrio, a la anécdota, al callejón donde nos resguardamos de la lluvia. Si tú lees el cuentito de las animadoras, por ejemplo
-No lo he leído.
-Aún no lo he escrito. Cuando lo leas, no necesariamente deducirás que está sugerido por mi estancia en un hotel de Tenerife. Si lees lo de la chica que tocaba el saxo, puede que aciertes al afirmar que la acción transcurre en Estocolmo, de donde hemos vuelto hace unos días. Pero puede que no.
-Que no escribes un diario de viaje, quieres decir.
-Quiero decir que uno viaja para dejar alguna forma de constancia de que, a unos cuantos kilómetros, le han ocurrido las mismas cosas que podía haber vivido sin salir de casa. Para viajar hay que perderse. Y yo en casa me extravío todos los días.
-Pero viajar es maravilloso. Incluso fuera de tu casa.
-Ya lo creo. A uno le ocurren muchas cosas que se le ocurren.

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