jueves, 8 de octubre de 2009

-Todas las fantasías sexuales son largamente acariciadas.

-Se trata de una fantasía sexual largamente acariciada por mí.
-Todas las fantasías sexuales son largamente acariciadas. 
-Esta, entonces, amor, muy largamente acariciada.
-Lo del trío ha sido un fracaso.
-Lo reconozco. En parte fue mi culpa, como bien sabes y sé que sabes. En parte por esa chica y su empeño en centrarse en
-Vale, vale. Ya sabes por qué ha fracasado. Por qué todas fracasarían.
-Discrepo, amor.
-El ámbito natural, el lugar sano en el que deben vivir y desarrollarse las fantasías sexuales, ese reducto en el que las largas caricias pueden ir y venir largamente a lo largo, ancho, y dentro de ellas, es, precisamente, el de la fantasía. Parece obvio. Es obvio. ¿Por qué te empeñas en sacarlas a pasear?
-Sólo una. Quiero sacar a pasear una de mis tantas fantasías. Y contigo. Quiero sacarla a pasear contigo. En este caso no habría terceras personas. Ni terceras tetas.
-Es imposibe. Además de ilegal. Es irrealizable. Además de inviable.
-Si irrealizable e inviable no son sinónimos...
-Sabes que me encanta ese lugar. Lo mucho que disfruté cuando estuvimos allí. Lo que significó y significa haber estado en esa habitación. Ese rato ya es inolvidable. Forma parte de la iconografía imborrable de nosotros como pareja.
-Así es. Sólo nos falta hacerlo sobre el diván.
-No puedes estar hablando en serio.
-Estoy deseando en serio, amor.
-Es como allanar la propiedad privada. Allanar la historia. Es como echarle una lata de pintura a la Gioconda.
-Lo dejaremos tal y como está.
-¿Cómo podría quedar como está después de haber follado sobre él? Nada quedaría igual después de eso. Debes admitirlo.
-Siempre alabas la increíble ausencia de arrugas cuando hago la cama.
-Eres muy buena alisando. Soterrando los rastros de la noche. Pero esto es diferente. Es imposible.
-No veo la imposibilidad por ninguna parte. Prometo soterrar como nunca.
-No.
-Conocemos la dirección.
-El número 20 de Maresfield Gardens.
-Los horarios. Tenemos el dinero para viajar. Londres es una ciudad que nos encanta. Disfrutaríamos de nuestra estancia.
-Ni siquiera voy a considerarlo.
-Hampstead es un barrio precioso. Además, podríamos pasar la noche en el museo y por la mañana visitar la parte norte del barrio. Nos debemos una visita a lo alto de la colina de Hampstead Park.
-Jamás accederé a cometer esa locura. Fracasaríamos. Nos frustraríamos.
-¿Qué mejor lugar para frustrarse que el diván de Freud?
-No insistas.
-Tienes la sexualidad aún más pequeña que el sexo.
-¿Eh?


6 comentarios:

  1. En realidad en Camden Town no hay sexualidad. Solo habia cuando Rimbaud y Verlaine vivian ahi, pero hace rato que se mudaron a otro barrio.

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  2. Carmen -mi mujer- y yo estuvimos en Londres hace unos meses, y te aseguro que hubo sexualidad. Por lo menos en la habitación del hotel de Kensington donde nos alojamos. (Qué cheronca el porteño)

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  3. Irrealizable, sexo, fantasía... diván. Joder, pedazo cóctel. Alguno se apunta con deseo a tirarse... al puente de Pilar. Seguramente el domingo sea el día. Pero que quede entre líneas.

    Salud!

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  4. Feliz puente. Y si te tiras, póntelo, pónselo.

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  5. Interesante relato, interesante fantasía, pero lo que más me gustó es lo de "...largamente acariciadas."

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  6. A mí me gusta lo de las terceras tetas.

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