martes, 17 de noviembre de 2009

¿Qué fue de ella?

-Me gustaba tenerla en la puta de la lengua. Me cobraba como si la tuviera viperina. La suya era la lengua más cara del mercado. Tenía las papilas aseguradas. Una lengua que te indicaba la puerta de saliva por la que no te quedaba más remedio que entrar. El resto te prohibían el beso en la boca. Ella te regalaba displicente el resto. Pero ni aun cuando explorabas otras partes con otras partes podías separarte de su aliento.
-Yo nunca fui de putas.
-Yo tampoco fui de más de una. Una lengua para jugar con el lenguaje. Una lengua donde la humedad nunca secaba.  Después de quince minutos te dejaba la lengua medio inútil, como cuando comienza a pasar el efecto de la anestesia del dentista. Hablabas con dificultad, aunque lo último que querías al salir de su boca era emitir sonido alguno.  Algunas veces, al irte, caías en la cuenta de que sólo las lenguas se habían encontrado. El desnudo había sido inútil.
-¿Qué fue de ella?
-La lengua ahora sólo lame la mano que le da de comer. El tópico del amor que redime a la lengua que lame los billetes de cualquiera se cumplió con ella. Dicen que el tipo la trata como a una reina. A cambio de que cada tres o cuatro noches se deje tratar como una puta.
-¿Crees que ha hecho un buen negocio al dejar el negocio?
-No lo sé, hace dos años que no hablo con su lengua.


6 comentarios:

  1. Llevo meses ojeando este blog. Ahora he caído. Debí suponer que eras tú.

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  2. ¡qué grande!, muy bueno. Leo y no suelo comentar pero hoy no me he podido resistir a darle a la lengua.

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  3. Gracias a todos. A los que van en moto. A los que suponen que yo no soy otro. A los psicólogos de Anónimos. A los que sólo de vez en cuando le dan a la lengua.

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  4. Mas vale puta de conocidos que psicólogo de Anónimos.

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