-Me llamó desde Nueva York como si aún la siguiera queriendo. Colgamos y no fue capaz de comprender que no era así. Que había dejado de ser así desde mucho tiempo antes de que se hubiera ido. Antes, incluso, de que me hubiera dejado. Me resultó extraño comprender que seguía comportándose como entonces. Tal vez porque esperaba que el tiempo la hubiera cambiado. Aunque fuera a peor. Pero seguía haciendo esas cosas. Continuaba comportándose como si los hechos, las conductas, los nuevos caminos que habían tomado su vida y las de las personas -los personajes- que se incluían en su radio de influencia no hubieran sido registrados por ella. No hubiesen hecho ningún tipo de mella en su inconmovible y desquiciante manera de ser.
-Siempre fue una mujer de convicciones fuertes.
-Y vacuas.
-Vacuas y fuertes. Eso, quieras que no, hacía de ella una mujer especial.
-Lo que hacía de ella una mujer especial es que hubiera pretendido huir de mi vida llevándose a mi hija. Era de esperar que después de cinco años llamara una tarde como si nada.
-¿Por qué hablamos de ella en tiempo pasado si es en este presente que vive en Nueva York junto a tu hija?
-Porque el pasado es algo que está ocurriendo.
-Bueno, piensa sólo en tu hija, en que dentro de una semana volverás a verla.
-Mi hija es la preparación del desembarco de su madre.
-Si tan bien la conoces por qué has dejado que las cosas llegaran tan lejos. Por qué no la dejaste cuando debiste haberla dejado. Antes de que se apropiara de ti. Antes de que se apropiara de tu hija. De su regreso.
-No te alcanzará la vida para agradecerme que se haya apropiado de mí. Eras su segunda opción.
-Era su primera opción, pero yo no dejé que se apropiara de mí.
-Después de la avanzadilla de mi hija, ella volverá a embadurnar esta casa. Será tu oportunidad.
-El pasado es algo que ocurrió. No cuentes conmigo.
-Dirá que finalmente lo ha comprendido todo. Que está dispuesta a cambiarme los años pasados por los años por venir. Se comportará como si tuviera nuevamente veinticinco años y todo estuviera por hacerse. Por hacerse bien. Como si el tiempo no hubiera pasado entre nosotros. Conseguirá tenderme la trampa. Tenderme la cama. Acabará suplicándome que volvamos a hacerlo.
-Ya sabes lo que debes hacer. Y sabes que debes hacerlo solo.
-Sabe cómo hacerme creer que me hará feliz. Sé que sigue sabiendo cómo hacerlo.
-Pero esta vez no le darás ocasión, ¿verdad?
-Esta vez no.
-Deberás ser fuerte y olvidar que tu hija estará durmiendo arriba.
-Esta vez no.
-...
Sí está dispuesta a cambiar los años pasados por los años por venir...Habrá que escucharla..
ResponderEliminarDificil monologo masculino.
Besicos.
qué complicados no?
ResponderEliminarbasta decir lo que pensamos en el momento adecuado...y si es esta vez no, pues será que no!!
Un besoooo
vaya... no puedo dejar de sentirme un poco K.O., tal vez ese sea el dialogo interno que me habría gustado escuchar.
ResponderEliminarMuy buena la entrada, y tal vez muy clarificadora!
A veces huimos de la realidad porque es lo que menos duele. Afrontarla produce un dolor intenso y más si te han abandonado, sin más.
ResponderEliminarPor eso vuelve com si nada.
Me ha encantado tu entrada, me produce recuerdos.
Me quedo con esta frase increible de "porque el pasado es algo que esta ocurriendo". Grandiosa Blanco. Eres universal!
ResponderEliminar"esta vez no". Por este camino he pasado y he caido. Hoy con mil fuerzas más se que haria realidad tu : "esta vez no".
ResponderEliminarUn abrazo
La suplica tiene mucho peligro.
ResponderEliminarUn abrazo, Blanco
Otro texto sugerente.
ResponderEliminarEsta vez también.
Es un honor poder leerte. Hoy "también".
ResponderEliminarUn abrazo
¡Uy! si amigo, el teléfono, esa horrorosa máquina del tiempo.
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