-Cuando yo tenía once años mi padre me ahorcó en un aeropuerto. Yo viajaba con mi madre. Él se quedaba. Mi vuelta estaba prevista para un mes más tarde. Pero él no pudo evitar ahorcarme entre lágrimas en el aeropuerto. Él sabía que era imposible evitar que me fuera. Pero también sabía que era imposible dejar de llorar y de abrazarme a la altura del cuello.
-A algunos padres les cuesta hablar.
-Mi padre habló esa tarde haciéndole una llave de amor a mi tráquea. Cada uno hace lo que puede con el idioma de que dispone. Yo abrazo a mi hijo casi a diario, para no verme abocado a ahorcarlo de amor una tarde en un aeropuerto.
También hay padres a los que les cuesta hablar y son incapaces de abrazar.
ResponderEliminarSe te permite la grandilocuencia.
ResponderEliminarY la hermosilocuencia.
Genial, Blanco.
Hay que querer... y que los que son queridos lo sepan. No solo entre padres e hijos.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el relato.
Hay abrazos mortalmente elocuentes.
ResponderEliminarUn abrazo, sólo.
¡Jebús!, Blanco.
ResponderEliminarÉsta excelente.
Abrazo asfixiante.
Hoy tu texto me deja con la boca abierta. Gracias. Mi padre me daba siempre besicos. Yo se los he dado a mis hijos...Y siempre que puedo repito,repito...Cuando vienen, cuando se van, más todos los que les he dado cuando estaban...
ResponderEliminarPara ti besicos también.
Es hermoso lo que dices. Tantos abrazos que nunca dí y tantos que quise y no pudo ser. Muy bueno
ResponderEliminarHablar de padres e hijos supera en mi escala a escribir sobre boxeadores.
ResponderEliminarGrande, Blanco.
Siempre te quedara ese recuerdo,por lo menos tienes eso. Yo no recuerdo ningún abrazo de mi madre ni mi padre. Un saludo
ResponderEliminarHay amores que matan.
ResponderEliminarHay muertes que aman.
ResponderEliminar¡Joder! Blanco, se exactamente de lo que hablas… (En serio, a mí con estas cosas se me saltan las lágrimas)
ResponderEliminarUn abrazo.
algunos incluso aún dirían que lo que cuenta es el gesto... no de ahogarle, sinó de abrazarse a su cuello
ResponderEliminar(un placer(?) descrubrirte)
Cuando juntas todos los abrazos en uno suelen pasar dos cosas: Que te cargues al receptor y que hayas llegado demasiado tarde.
ResponderEliminarUn saludo
También es verdad, Caludia. Y madres.
ResponderEliminarGracias, Lorente, gracias.
Así es eljavito. Pero a veces cuesta.
Abrazar y seguir vivos. Abrazo grande, Daniel.
¡Jebús, Marcia, afloja que me ahogas!
Una familia bien besada. Como tiene que ser. Beso grande, Cabopá.
Y tantos por dar. Un beso la-de.
¡Fontenla! A seguir boxeando y abrazando, entonces.
Pues no hay qiue repetir eso con hijos, amigos, MIS HISTORIAS. Un abrazo.
¡Grillo! Me alegra verlo por acá. Y por partida doble. (Ay, qué gatos dibuja) Un abrazo.
Y yo sé exactamente de lo que lloras, Jesús. Abrazo grande.
El placer es mío, Tara. Digan lo que digan.
¡Esgarracolchas! Me alegra leerte por acá. Y por allá. Abrazo.
Que cierto lo que decis!
ResponderEliminarSaludos!