-Afuera puede que haya una ciudad frustrada. Tal vez un puente precioso del que solía arrojarse gente. Quizá cerca pase un río que casi no pasa. Hay gente que veo casi todos los días. Hay personajes que se encarnan a sí mismos cuando salen a la calle. Afuera puede que haya una ciudad que los turistas aprecian. Tal vez rincones en los que oculto un rincón para resguardarlo de mí. Quizá escalinatas alentadas por el dasaliento de un escalón tras otro. Hay mujeres que dicen querer lo que las contradice. Hay hombres que apuntan a no dar. Afuera puede haber una ciudad que mi hijo acaba de abandonar. Por primera vez en su vida y la mía, entra en casa con su llave estando yo dentro. Salgo de la cocina donde estoy preparando la comida para él y para mí, y nos encontramos en el pasillo. Acaba de llegar del instituto. Nos besamos. Dice que le ha ido bien. Pienso en lo inédito de la sensación de recibirlo a él que entra solo en casa. Parece que fuera lo más natural del mundo. Pero no lo es. Comemos. Hace los deberes. Escribo. Juega a la Play. Cae la tarde ciudad abajo. Hace unas pocas horas ha ocurrido algo que no había pasado nunca.
-Voy a decir algo para que sientas que no traicionas tu tantas veces traicionado formato diálogo.
-Gracias.
:D
ResponderEliminar;)
Excelente diálogo. Siempre te leo pero la mayoría de las veces me dejas sin palabras.
ResponderEliminarEsta es una excusa, de estas tengo muchas.
Saludos, Blanco. ¡Genial!
Perdón a los que habíais comentado y habéis desaparecido. No fui yo. Fue Blogger. O mi torpeza. Perdón otra vez.
ResponderEliminarEs lo ingrato que tiene no vivir en ubicuidad: al entrar se abandona el afuera.
ResponderEliminarTú por lo menos tienes los guiones para desdoblarte.
Abrazo.
Cuánto me gusta cómo evocas esa primera vez. Cuántas primeras veces entre padres e hijos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues vete preparando, esto no es más que el principio.
ResponderEliminarDale de comer a menudo, que nunca tenga hambre de padre.
Un abrazo.
Me ha parecido maravilloso Blanco, de verdad. He recordado cuando leí tu libro y lo fácil que me resultó meterme en tu historia.
ResponderEliminarUn abrazo, no dispongo de mucho tiempo últimamente, pero no olvido a los amigos y tú eres uno de ellos.
Ay, Risk, me dices cada cosas...
ResponderEliminarGracias, Mar. Pero sí que tienes palabras, y muy bienas. Para pruebas, remitirse a tu blog.
Estar en todas las partes a la vez es la utopía de los amantes. ¿A que me ha quedado bonito, Jose?
Sí, Danial, casi a cada momento hay primeras veces con ellos. Abrazo grande.
Se hace lo que se puede, Thornton. Por falta de ganas no quedará. Abrazo grande.
Muchísimas gracias, Madison. Siempre es una alegría verte por acá, pero no te agobies si no puedes pasarte. Por aquí también anda escaseando el tiempo. Un beso grande.