-El señor que no existe y que mi hijo Miguel dibujó displicentemente una tarde de sábado -como quien no quiere la biografía del que está dibujando- tiene una biografía entre un millón.
-Tiene cara de siglo 19.
-Y de tranvía 28.
-Ha sobrevivido a su esposa.
-Pero no a su hijo pequeño.
-Ni a la culpa de aquel accidente.
-¿Crees que el accidente ha devenido en ese rictus?
-A mí me parece evidente. Y también le parecía una consecuencia lógica a la que fuera su mujer.
-¿Sigue habiendo parejas cuyos integrantes mueren sucesivamente, con diferencia de meses, un año a lo sumo?
-Pídele a tu hijo que dibuje a una de esas hipotéticas parejas actuales. Y a ver.
-Odia dibujar por encargo.
-Eres su padre, sabrás obligarlo a que lo haga.
-Para ti es fácil decirlo.
-...
-Puedo acabar siendo pasto de sus trazos.
Ilustración de Miguel Villar
¡Perdón a los comentaristas desaparecidos! No fue mi intención. La de Blogger, no sé...
ResponderEliminarQue un hijo dibuje a su padre es un autorretrato ascendente.
ResponderEliminarPerdón por el chiste. Que no se entere Blogger de que he llegado tarde.
Un abrazo.
Cómo que un chiste.
ResponderEliminarNunca llegas tarde, cantautor.