-Me pegaré un tiro.
-Teniendo sumo cuidado en hacerlo de tal modo que yo pueda venir a despegarlo cuando quiera.
-Poseo todo lo que carezco.
-El diablito y el angelito se dicen cosas hirientes de la boca para afuera cuando los encuadran las cámaras de Teleconciencia.
-Pero cuando se apagan las luces, cuando cae la bruma adormidera, cuando sueño, se besan, se acarician, y se hacen muy bien el mal y muy mal el bien mutuamente.
-Somos incondicionales de las condiciones.
-Un matrimonio en toda regla, mi amor.
-Cuando hago el amor no pienso en mis lectores.
-Bien, ahora toca volver a leer y encontrarle un sinsentido a todo esto.
-Conmigo no cuentes.
-Cómo eres.
Ilustración de Miguel Villar
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¿La teleconciencia? no por favor! ¿no basta con la conciencia local? Y encima tiene cámaras!
ResponderEliminarlo tienes todo, ¿qué más quieres?...
ResponderEliminar¡Que grande, yo también quiero despegar los tiros cuando quiera!
ResponderEliminarDime lo que poseo y te diré de qué careces.
ResponderEliminarY después nos despegamos.
Blanco. Buenos dias.
ResponderEliminarUn abrazo.
¿En qué piensa cuando deshace el amor?
ResponderEliminarTODO tiene cámaras, Claudia.
ResponderEliminarNo dejo de preguntármelo, Sincopada.
Cuidado con quién pruebas si lo de despegar los tiros funciona. Porque lo de dispararlos, funciona seguro, Alma.
Pegarse y despegarse, Jose.
¡Buenos días, Jesús! Abrazo grande.
¡En las cervezas que nos debemos, Baldanders! Un gran abrazo.