-¿A qué va uno a la tumba de su padre? ¿A decirle qué? ¿Por qué va a decírselo ahí? ¿Qué tiene que decir una lápida que no esté ya escrito en ella? ¿Quién recibe las flores además del invierno? Está en el poema de entonces y no me desdigo. Ése -el cadáver- ya no es mi padre. Está en otra parte. No está ahí, en ese lugar en el que reside desde su muerte. Papá no está enterrado. No está en su tumba. Papá no ha muerto en todos los sentidos.
-...
-Sólo en uno.
La mayor parte de las veces que te leo, BLANCO, y te leo todas, lo hago tres o cuatro veces seguidas, después espero que se me ocurra algo que decir, no se me ocurre y me voy me voy como sonámbula. Eres increíble.
ResponderEliminarLas palabras y las flores hay que darlas en vida. Todo lo que se pretenda hacer llegar después no es más que un gesto para purgar nuestras conciencias ante los ojos de los demás que aún quedan aquí.
ResponderEliminarMis palabras suenan demasiado duras. Me gusta más como lo expresas tú, aunque me da la impresión que decimos lo mismo.
Un abrazo.
Qué decir. Quizá sólo lo que puedan contener unos puntos suspensivos. Uno por la verdad, otro por la belleza, otro por la bondad. Lo demás es silencio.
ResponderEliminarUn abrazo.
Wow!!...Wow!!...Wow!!
ResponderEliminarTe lo juro: Nada qué decirte.
Perfecto.
Y en los demás seguirá vivo mientras tu vivas, al menos.
ResponderEliminarMi padre tenía las manos como Félix Rodríguez de la Fuente…
ResponderEliminarLuego, ese cadáver, no es mi padre.
No pasa un día que no me acuerde de él.
Y yo, ahora, voy al trabajo en su moto.
Gracias, Blanco.
Mi padre siempre me ha dicho "líbreme Dios del día de mis alabanzas". Todavía lo dice, y lo más sorprendente es que es ateo confeso.
ResponderEliminarMagnífico, Blanco, como todo lo que escribes.
Un abrazo
Me pasa algo parecido a almalaire. Pero esta vez si lo tengo claro: No, lo que está ahí no es su padre. No sé dónde ni si estará en agún lado, pero ahí, no.
ResponderEliminarCuando uno entiende eso, le gana unos cuantos puntos a la muerte. ¡Un beso!
ResponderEliminarllego de casualidad aquí
ResponderEliminarempiezo a leer y me parece que soy yo la que siento todo lo que escribes hoy...
no suelo ir a la tumba de mi padre,
la lápida no responde
y sé que él ya no está ahí...
me gustó mucho
Un beso!!
su tumba es el lecho donde llego a descansarme, no digo nada, sólo duermo.
ResponderEliminar(me flipa lo que escribes, y como das vueltas a mi pequeño mundo)
Por supuesto que no está el alma, pero sí que detrás de una lápida y dentro de un cubículo, quedan sus huesos.
ResponderEliminarYo era muy pequeña y no me acuerdo de él.Pienso mucho en él y cuando lo visito siento que ha existido.
Os entiendo...pero las visitas a mi padre son siempre especiales.
Gracias Blanco por estar aquí y no en otra parte.
Entré en la habitación del hospital, en la planta de paliativos, vi como su cuerpo se movia lentamente al ritmo lento de la respiración, ojos cerrados, boca abierta, manos abandonadas en la cama,... me salió una frase de mis labios: este cuerpo solo es un cuerpo, él ya no está. A las 12 horas me despertó el móvil, la voz de la efermera me dijo: su padre... ha muerto.
ResponderEliminarDió su cuerpo a la Ciencia, no hay tumba, no hay flores, no hay lápida.
Me siento muy feliz de como compartí sus últimos 24 dias.
No necesito un símbolo físico para continuar amando su buen hacer de hombre y de padre.
Gracias Blanco por despertarme este recuerdo
Definitivamente ése no es el lugar para dedicar palabras. Las almas están presentes en nuestro pensamiento.
ResponderEliminarLos silencios también hablan.
Un abrazo.
Caramba se me había pasado esta entrada.
ResponderEliminarQué decirte? nada porque, no tengo palabras, eso sí tus letras me han llegado al alma.
Yo tengo suerte mucha suerte, porque viven los dos mi padre y mi madre, pero claro son mayores.
Cada semana cuando les visito, pienso cuanto tiempo me queda por disfrutar de ellos.
Un abrazo Blanco
Un buen padre sobrevive, incluso un mal padre sobrevive.
ResponderEliminar¡Despierta, Almalaire, despierta!
ResponderEliminarSí, Jesús, ese es el sentido. Aunque entiendo que haya quienes vayan a las tumbas, y dejen flores, y hablen.
Un abrazo grande, Daniel.
Gracias, Marcia.
Sí, María Jesús, uno intenta que tarde un poco más en morirse.
Un abrazo, Jesús.
Gracias, Severinne.
Gracias, Xibeliuss.
No sé si gana, pero por lo menos crea la ilusión de un empate, Srta. Bye.
Gracias por la visita, Sensaciones. Vuelve.
Gracias, Mis largos pies. Y sigue escribiendo, anda.
Gracias a ti, Anónimo. Y entiendo perfectamente lo que te ocurre. Es algo como lo que intento explicar en el comentario de Jose. Un beso.
Con mi padre tengo una historia parecida a la tuya, Mercè. Y a la de tantos, supongo. Un beso.
Un abrazo, Psique.
Tarde pero seguro, Madison. Gracias por pasarte.
De acuerdo contigo, Esgarracolchas. No podemos hacer nada al respecto.
Yo también creo en eso, BLANCO.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ya somos dos.
ResponderEliminarUn abrazo.