-Todos tenemos nuestro trineo. Y aunque no hayas pensado en él durante los últimos cuarenta años de tu vida, lo tendrás en tu cabeza durante los últimos cuarenta segundos de tu vida.
-Un trineo, además. Un artilugio para deslizarse sobre la nieve. Sobre las nieves.
-¿Cuál será el último pensamiento? Hay que pensárselo bien.
-Pensaré en el montoncito de su ropa.
-Pensaré en su desnudo al lado del montoncito.
-Pensaré una sensación sugerida por el montoncito, por ella sin ropa, por el color que hila la distancia que hay, que hubo, entre su ropa y su carne.
-Tal vez, sólo pienses en esa mancha de humedad en el techo de la habitación del hospital. Ni tan siquiera preocupado por encontrarle una forma. Una mancha con forma de mancha sin forma. Un último pensamiento banal. Intrascendente antes de trascender a la eternidad.
-El recorrido de los desechos violáceos de tu cuerpo atravesando la cánula hasta el frasco de cristal.
-Después de esta charla, tal vez ambos tengamos presente que el pensamiento final deberá tener un sentido.
-Un sentido pésame.
-Un postrer chiste malo para despedirse. Un juego de palabras.
-¿Pensaré una palabra? La forma de una palabra, quiero decir. Sólo el significante. La escritura. El trazo. ¿La palabra Adiós?
Me gustó lo de la palabra con sentido y el sentido pésame. Muy bueno.
ResponderEliminarSaludos
Tiene sentido esa palabra. Todo el sentido. El único sentido. El último.
ResponderEliminarUn saludo
¡Jodo, Blanco, la última palabra! ¡Qué transcendencia, de a poco! Me ha recordado un diálogo de una vieja película en la que el protagonista, herido de muerte, pregunta qué día es y encuentra chocante morir en martes.
ResponderEliminarMe han gustado especialmente las dos últimas replicas.
Pero hay situaciones que se convierte en un sin sentido.
ResponderEliminarNo es este el caso por supuesto.Aquí todo adquiere un sentido cualficado.
Buenas noches Blanco
Yo te lo consiento ya todo.
ResponderEliminarMe basta con imaginarme leyéndote.
Con Carolina "Colorado"...
Rosebud. No es mala como última palabra.
ResponderEliminarPor cierto, hay quien dice que no se refería al trineo, si no a cierta parte de la anatomía de una antigua amante.
FUERTE! ME HAS DEJADO PENSANDO.!!!!! LA ULTIMA PALABRA DE S ULTIMOS 40 SEGUNDOS! ¿CUAL SERÁ?????????? NO LO E CUANDO ME LLEGUE TAL VEZ ME ACUERDE DE TI! UN ABRAZO
ResponderEliminarO sólo el silencio.
ResponderEliminarY la palabra en los ojos.
Duele esto.
Un beso blanco, Blanco.
* Acá, la última palabra, Petion, la ha propuesto blogger en la verificación.
Curioso. Me hizo recordar a El reino de este mundo de Carpentier. Tal vez la última palabra sea así, una al azar que dispare recuerdos absurdos. Quizás nos quedemos dormidos mientras intentamos hilvanarlos.
En el ultimo pensamiento deben de estar resumidas las verdaderas motivaciones, las inconfesables. Pero lo realmente importante es que ese ultimo Rosewood se pueda compartir, dejar constancia de su sospechada banalidad
ResponderEliminar...Ese ultimo Rosebud,joer.
ResponderEliminarMe gusta. No comentaré punto por punto lo que me gusta, pero me gusta. Te sigo.
ResponderEliminarSaludos.
¿La palabra…? ¿La palabra…?
ResponderEliminarNo sé, todo dependería de que pasara por el hospital Marilyn.
Un abrazo, Blanco.
P. D.: Yo en las manchas de humedad siempre termino viendo una mujer con moño.
Lamentablemente, hay quien no tiene nunca la última palabra!! Una pena.
ResponderEliminarEso sí, para trineo el de Schopenhauer!
Pues a mí me han hablado de uno que se murió el lunes y su último pensamiento fue: "¡Pues sí que empezamos bien la semana!"
ResponderEliminarQue no falte nunca el humor, ni siquiera en esos últimos tránsitos.
Supongo que ya no es necesario que te diga otra vez que la entrada es magnífica.
Un abrazo.
Gombrowicz murio mirando un ventilador y diciendo: "Argentina"
ResponderEliminarBaires bien. Caotico y energizante. Pecado que volvi a Londres hace una semana y media. Saludos.
No tengo ni idea de lo que pensaré en esos últimos 40 segundos, ¿sabré que no me queda más tiempo o por el contrario ignoraré que el final está ahí? Supongo que dependiendo de una cosa u otra, el pensamiento final será uno u otro también. ¿O se parte de la base de que todos sabemos cuando nos llega el final? Lo se, soy muy preguntona, pero esto sólo me pasa cuando el texto que he leído me hace pensar, y tu lo has hecho, Blanco.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho. Saludos
Es curioso pero esto me hace preguntarme cual será mi último pensamiento, una entrada muy buena, felicidades por el blog un saludo.
ResponderEliminar"Pensaré en el montoncito de su ropa"
ResponderEliminarMe encanta la simplicidad de esta frase.
Chapeau!
¿Los últimos cuarenta segundos?. Igual ni sé que son los últimos. Igual no tengo idea de la trascendencia del momento. Pero en caso de que fuera así. De que supiera, creo que mi mente buscaría lo que al final me importó de toda esta historia. Quererlo, que fue también lo único que hice sin que me importará el final.
ResponderEliminarPreciosa entrada, como siempre.
PD. Te he añadido a mi lista de blogs. No te he pedido permiso, pero paso tanto por aquí que he buscado un atajo. Besos
Uff, mi vida está hoy llena de últimos, espero que no sea una señal. Magnífico Blanco sobre negro.
ResponderEliminar"Que manera más tonta de palmarla". La única vez que creí de verdad que me moría recuerdo haber pensado eso...No suena muy bien, lo sé, pero así fue. Saludos BLANCO.
ResponderEliminarGracias, Marcia. A veces creo que son las palabras las que juegan conmigo. Mejor, así cuando la frase es fallida le puedo echar la culpa a ellas.
ResponderEliminarDaniel. Después de habernos conocido, lo que parece que tiene otro sentido es todo cuanto nos digamos a partir de ahora. Y me alegra. Un abrazo.
Ah, sí, Nadna. Yo, cuando me pongo trascendente, trasciendo mi trascendencia.
Gracias, Madison, por pasarte siempre.
Colorado me pongo al pensar que me estás leyendo. Espero crítica, ¿eh?
Sí, lo había leído, Xibeliuss. Entonces el trineo sí que se convierte en un oscuro objeto de deso.
¡No, por dios, Roxana, no quiero ser tu última palabra!
Gracias, Lena. Sí, probablemente, en ese instante nos quedemos sin palabras.
¿Confesarnos lo inconfesable antes de despedirnos? No está mal, Esgarracolchas.
Gracias por seguir el blog, Víctor.
¿Marilyn enfermera? Toda la planta infartándose. Un abrazo, Jesús.
¿Schopenhauer también tenía trimeo? Al final va a ser verdad que todos tenemos uno, Miette.
Gracias, Jose. Que tengas un buen lunes. Vivo.
Me alegra mucho volver a verte por acá, Oscar. Ganas de ir a Baires. Y a Londres.
Espero que tenga una larga vida para pensártelo, Severinne. Gracias por pasarte.
Muchas gracias, Sir John.
Gracias Recuerdos. No puedo evitar los diminutivos.
Gracias por pasarte por acá, Lorielana. Y por no pedirme permiso. Y por los piropos.
Yo también lo espero, Mis largos pies. Y gracias.
Me alegra que puedas contarlo, Almalaire. Saludos.
Una sonrisa esbozada de madrugada...
ResponderEliminarMi admiración.